sábado, 6 de julio de 2013

REFLEXION "DISCIPULO DEL SEÑOR"





"Después de esto, el Señor eligió a otros setenta y dos discípulos y los envió de dos en dos, delante de él, a todas las ciudades y lugares adonde él debía ir. (...) En toda ciudad que entren y los acojan, coman lo que les sirvan, sanen sus enfermos y digan a ese pueblo: El Reino de Dios ha llegado a ustedes."  (Lc 10, 1.8-9)


        En la semana pasada hemos reflexionado sobre el seguimiento de Cristo, en este domingo la Iglesia nos presenta el ideal de la misión. Uno es consecuencia del otro.  Las palabras discípulo y apóstol pueden ayudarnos a comprender mejor. Discípulo significa aquel que aprende, aquel que sigue. Apóstol significa aquel que es enviado. Así: un discípulo de Cristo es un alumno (seguidor) de él, y un Apóstol de Cristo, es un enviado de él.
Si en la semana pasada hablamos de algunos aspectos del ser discípulo, hoy el evangelio nos habla de las características del Apóstol. En primer lugar el enviado, no puede el mismo darse este encargo, necesita ser enviado de alguien. Es Dios quien elige de entre sus discípulos aquellos que el desea enviar.  Por eso ningún misionero lo es en nombre propio, pero lo hace en nombre de quien lo ha enviado. Es muy importante que el misionero sepa que no debe anunciarse a si mismo, que él es un instrumento, un portavoz y por eso debe estar muy atento de mantener la pureza del mensaje, sin contaminarlo con sus prejuicios o con sus ideas personales. Ser un Apóstol es muy exigente, pues requiere mucha humildad y docilidad a la voluntad de quien envía y un cuidado muy grande para no usurparle el puesto.
En un cierto modo el Apóstol es llamado a no perder jamás la actitud de discípulo. Para evitar los peligros, el Señor los envía de dos en dos. El ideal cristiano del Apostolado no es solitario. Para la misión es muy importante la presencia del otro. El será apoyo y compañía, pero también fuente de discernimiento y de confronto, necesario para no salir del camino. Los dos se completaran para el bien de la misión.
El misionero es llamado a ir a la frontera del cristianismo, esto es a los lugares donde el Señor aun no ha llegado. Estos pueden ser lugares muy distantes, pero también gente muy cercana, que aun no ha aceptado la presencia de Cristo. Cada uno debe estar atento a descubrir donde es "su tierra de misión": la propia familia, el lugar de trabajo, la comunidad parroquial, otras regiones del país, u otros países y hasta otros continentes.
Después Jesús da algunas instrucciones: estar atentos con los lobos, no llevar nada,  no buscar a conocidos... "comer de lo que les sirvan". El misionario debe ser consciente de que quien lo envió no lo dejará solo, y la prueba de esta confianza es abandonarse a su providencia. Un Apóstol que se preocupa con lo que irá comer en la misión, o como va a defenderse, o con otras cosas de este género, aun no entendió que significa ser un misionero cristiano.
También en esto "coman de lo que les sirvan" podemos encontrar un buen principio de intercambio cultural. El misionario debe estar dispuesto a vivir la vida de donde él va sin exigencias, debe entrar con las costumbres de su nueva casa. Esta es la llave para llegar al corazón de quien le acoge. Jesucristo prometió que acompañaría la predicación de sus apóstoles, con signos para que la gente crea. Por eso, una de las misiones del Apóstol es "sanar a los enfermos", señal de la compañía de Cristo. Es claro que este sanar puede tener muchos sentidos: como sanar la ceguera de la gente que no ve sus pecados, o que no reconoce la gracia y el amor de Dios. Pero sin dudas será también sanar físicamente las personas. El Señor no deja jamás que la Palabra sea proclamada, sin que él realice maravillas en su pueblo.
Al final Jesús indica el contenido de la predicación: "digan a ese pueblo: El Reino de Dios ha llegado a ustedes."  La presencia del misionero, la buena noticia de Jesús predicada, las sanaciones  intervenidas por Dios, serán todas señales de que el Reino de Dios se hace presente allí.
Hermanos recemos por los misioneros, para que sean fieles a quien les envió, pero también pidamos que el Señor envíe muchos más, pues la "cosecha es mucha, y los obreros son pocos".

El Señor te bendiga y te guarde,
El Señor te haga brillar su rostro y tenga misericordia de ti.
El Señor vuelva su mirada cariñosa y te dé la PAZ.
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miércoles, 29 de mayo de 2013

REFLEXION "LA SANTISIMA TRINIDAD"





“Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.”
“Todo lo que tiene el Padre también es mío.” (Jn 16, 15)



Estamos celebrando  la fiesta de la Santísima Trinidad. Después de celebrar la ascensión de Jesús, la venida del Espíritu Santo, la Iglesia nos llama a recordar el misterio de la unidad de Dios. Mismo que nuestro Dios sea tres personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo, nosotros profesamos la fe en un único Dios. No tenemos tres dioses. No somos politeístas, como eran por ejemplos los griegos que tenían muchos dioses, y como sabemos, siendo diferentes entre ellos, era muy difícil para Zeus administrar los conflictos y los diversos intereses.
Nosotros los cristianos, nacemos de la fe hebraica, y creemos en un solo Dios, omnipotente y creador de todas las cosas. Pero Jesucristo nos reveló, que este Dios único es también comunidad. Dios no es solitario, en su único ser es Padre e Hijo y Espíritu Santo, y gozan de la misma omnipotencia, de la misma gloria, de la misma voluntad, tienen los mismos intereses, se aman entre si, y rebozan de amor... Aunque sea muy difícil de comprender, o mejor, imposible entender completamente este misterio, nosotros somos invitados a contemplarlo y a encontrar en él, explicaciones y motivaciones para nuestras vidas.
Por ejemplo el hecho de que el ser humano no pueda existir en el aislamiento. Nosotros no fuimos hechos para la soledad. Dios que es Padre, Hijo y Espíritu Santo, cuando nos hizo a su imagen y semejanza, ya nos hizo abiertos y necesitados de los demás. Es inútil pensar que puedo todo solito, o que puedo encontrar felicidad cerrado en mi egoísmo. No fuimos hechos para ser así. Es el pecado, que trata de descomponer nuestra semejanza con Dios, buscando siempre aislarnos.
Nosotros desde un principio fuimos hechos para la comunidad, para la comunión, para la fraternidad, para el amor. Todas nuestras acciones tienen efecto sea sobre nosotros mismos, sea sobre toda la comunidad humana. Si hago el bien a una persona, lo estoy haciendo a ella, a mi mismo y también a todos. Lo mismo cuando maltrato una persona, estoy hiriéndome a mi mismo y estoy lastimando toda la humanidad. Es inútil pensar que puedo crecer pisando a los demás, que puedo ser mejor por criticar a los otros, que puedo ser mas rico por refutar la caridad, que puedo saber mas si no enseño a nadie, o que puedo ser mas respetado por humillar a quien creo estar mas abajo.
Infelizmente el diablo ha entrado en nuestra historia. La palabra diablo quiere decir “aquel que se atraviesa y separa”. Siempre que somos motivo de división y de contiendas estamos siendo diabólicos, estamos colaborando a descomponer la imagen de Dios. No es posible pensar que yo pueda ser una imagen de Dios, aislado de los demás. Solito nadie es imagen de Dios. Pues nuestro Dios es comunidad, es Trinidad. La imagen de Dios es el matrimonio, es la familia, es la comunidad, es la amistad, es la fraternidad.
Jesucristo vino al mundo para re-unirnos. El quería rehacer la imagen de Dios. Toda su vida, sus palabras y sus acciones querían enseñarnos el camino de la unidad. Hasta mismo la eucaristía, él nos dejó como sacramento de la unidad. Quien comulga, es llamado a buscar la unidad, y no solo una unidad mística con Dios, mas la unidad de todo el genero humano.
Somos llamados a romper muros, abrir puertas, hacer caminos, construir puentes... a abrazar, ayudar, tender la mano, perdonar, elogiar...
¡Que todos sean uno!
Este es el sueño de Dios Trinidad, si tu quieres él te va a ayudar

El Señor te bendiga y te guarde,
El Señor te haga brillar su rostro y tenga misericordia de ti.

El Señor vuelva su mirada cariñosa y te dé la PAZ.

"REFLEXION UN CORAZON VIGILANTE"




UN CORAZON VIGILANTE


Primero que nada, vigila tu corazón, porque en él está la fuente de la vida. (Proverbios 4,23)
En nuestra vida, pasamos tiempo cuidando aspectos externos,  invirtiendo tiempo en cuidar nuestro cuerpo físico,  también nos preocupan los bienes materiales, cuidamos el auto, cuidamos la casa, cuidamos la cuenta en el banco y así pasamos el tiempo cuidando todo lo que está fuera de nosotros,  actuamos de tal manera y creemos que la fuente de la felicidad, la fuente de la vida está en lo externo.  Esto nos hace cometer un gravísimo error, descuidamos nuestro interior, descuidamos nuestro corazón lo cual nos provocan un sinnúmero de enfermedades espirituales.
Ha ce un tiempo  en un programa de televisión entrevistaban a un personaje que había obtenido bastantes reconocimientos y distinciones por su contribución a la medicina,   este  personaje tenia la particularidad de que estaba en silla de ruedas, a raíz de una enfermedad infantil, desde muy joven él había quedado invalido.  El presentador de Tv lo cuestiona diciendo: cómo es posible que una persona con bastantes limitaciones, pueda alcanzar tanto éxito,  nos puede decir ¿Cuál es el secreto de su éxito?
El paralitico con alegría reflejada en su rosto dio una respuesta que me dio una gran enseñanza y estoy seguro se las puede dar a ustedes. El respondió con una sonrisa:
“LA ENFERMEDAD NO AFECTO MI CORAZON”
Se cumple lo que nos dice Proverbios 4,23: “Primero que nada cuida tu corazón, porque en él está la fuente de la vida”. Este es simplemente el secreto para triunfar y ser feliz en la vida, cuidar nuestro corazón, proteger nuestro interior, no dejar que la adversidad y las enfermedades espirituales  afecten nuestro corazón.
Cuantos en estos momentos se encuentran enfermos, cuantos por preocuparse de las cosas exteriores, descuidaron y dejaron de vigilar su corazón, y como consecuencia de este fatal error, hoy están con un corazón que  ya no es fuente de vida.
-Hay corazones que han sido afectados por la ira, el rencor, corazones que están llenos de odio (Efesios 4,31)
-otros han sido afectados por el dolor, el sufrimiento, la enfermedad
-Miles de corazones infectados con el adulterio, dañados por los vicios (Mateo 5,27-28)
-Millones infectados con la enfermedad del materialismo y amor al dinero (1Timoteo 6,9-10)
-Otros tantos están enfermos por el estrés, la depresión, la tristeza inunda sus vidas.
Existen todo tipo de enfermedades que a lo largo de nuestra vida, buscaran como dañar nuestro corazón, afectaran nuestros pensamientos y esto se verá reflejado en nuestra actitud y vida diaria.
A partir de hoy tienes un nuevo reto:  cuidar tu corazón,  vigilar  tu corazón  porque en él está la fuente de vida.
Por último, hermanos, piensen en todo lo verdadero, en todo lo que es digno de respeto, en todo lo recto, en todo lo puro, en todo lo agradable, en todo lo que tiene buena fama. Piensen en toda clase de virtudes, en todo lo que merece alabanza.  Así Dios les dará su paz, que es más grande de lo que el hombre puede entender y esta paz CUIDARA SUS CORAZONES y sus pensamientos por medio de Cristo Jesús. (Filipenses 4,7-8) Amen

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REFLEXION" EL HIJO DEL HOMBRE"






El hijo del hombre vino para dar su vida
 
El Señor eterno se ha dignado presentarse ante nosotros, primero como un pequeño niño en un establo, después como un simple obrero en un taller, más tarde como un criminal muriendo en la horca, y finalmente como pan en una ofrenda. Aspectos numerosos, aspectos intencionales de Jesús, aspectos que no tienen más que un efecto: el de mostrar el amor que tiene por nosotros.

Oh, Señor, ¿puedes inventar alguna cosa más para que te amemos?“Aquel día diréis: Dad gracias al Señor, invocad su nombre, contad a los pueblos sus hazañas, proclamad que su nombre es excelso” (Isaías 12,4). Almas redimidas, dad a conocer por todas partes las obras de amor de este Dios lleno de amor. Él las concibió y realizó para que todos los hombres se amaran, Él que, tras haberlos colmado de sus favores, se donó a sí mismo, ¡y de tantas maneras!

“Enfermo o herido, ¿deseas curarte? Jesús es la medicina”: Él te sana con su sangre. ¿La fiebre te quema? Él es la fuente refrescante. ¿Te atormentan las pasiones y problemas de este mundo? Él es la fuente de los consuelos espirituales y del verdadero bienestar. “¿Temes a la muerte? Él es la vida. ¿Aspiras a llegar al cielo? Él es el camino (Juan, 14,6)”: palabra de San Ambrosio. Jesucristo no solo se dio a todos los hombres en general; él se da también a cada uno en particular. Por eso San Pablo dijo: “Él me amó y se entregó a sí mismo por mí” (Gálatas 2,20). Y San Juan Crisóstomo afirma que “Dios nos ama tanto a cada uno de nosotros como a toda la humanidad”. Así, mi querido hermano, si hubieras estado solo en el mundo, el divino Redentor habría venido, habría dado su sangre y su vida SOLO POR TI. 

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sábado, 2 de marzo de 2013

"REFLEXION RODEADO DE LEONES"



                                          “RODEADO DE LEONES”
“Sean sobrios y estén vigilantes, porque su enemigo el diablo, ronda como león rugiente buscando a quien devorar” (1ra Pedro 5,8)
Un avión se estrella en plena selva, de los 77 pasajeros solo uno sobrevive, este era un músico cristiano, el cual mal herido echa su guitarra al hombro y busca salir de la selva para pedir auxilio, en el trayecto, en medio de la selva de un momento aparece un león, luego aparece otro, y otro, en pocos instantes los leones rodean a su futura víctima, el sobreviviente desesperado ante el inminente ataque de los felinos, recuerda que había leído en un libro que los leones se calman con la música, ante el rugir de los leones empieza a tocar la guitarra y también a cantar, los leones al escuchar las melodías y los cantos comienzan a calmarse y se sientan sin dejar de rodear a su ocasional víctima, todos los leones se deleitaban con las bellas melodías, y las canciones del ocasional artista, de los 13 leones que rodeaban al artista uno no se calmo, y con la velocidad de un felino se dirige a la víctima, la atrapa y se lo devora , los otros leones que estaban encantados con la música protestan diciendo: “Nos arruino la fiesta este sordo” “este león por sordo nos arruino la fiesta”…
En nuestro peregrinar a la tierra prometida, en más de una ocasión nos encontraremos en lo que podemos denominar la “selva de la vida”, en la cual, repentinamente aparecerán los leones con la intención de devorarnos. En la selva de la vida en diferentes etapas y circunstancias se aparecerán los enemigos de nuestra alma, tendremos que enfrentar muchos leones.
-Un día aparecerá un león disfrazado de soledad, el león de la tristeza, el león de la depresión, estos leones son sordos, no escuchan, usted se quejara, gritara pero estos leones no se irán
-Otro día aparecerá el león de la tentación, el león disfrazado de los placeres, de las diversiones, el león de la lujuria, el león de los vicios, el león del alcohol, estos también son sordos no escuchan y querrán devorárselo.
-También aparecerá el león disfrazado de materialismo, el león de de la avaricia, el león del consumismo, no escucharan sus lamentos, estos también son sordos.
Nuestro enemigo el diablo estará siempre al acecho, este enviara diferentes leones para aniquilar nuestra alma.
Tarde o temprano en este caminar hacia la tierra prometida, aparecerán los enemigos del alma, en este peregrinaje a la eternidad nos encontraremos rodeados de leones con el único objetivo de devorarnos y así impedir nuestra llegada a la patria celestial.
Como les decía anteriormente los leones, nuestros enemigos espirituales son sordos, estos no nos escucharan cuando queramos ahuyentarlos. ¿Qué podemos hacer? Hay una buena noticia, la manera en que estos leones no nos devoren, la forma de hacer que los leones huyan la encontramos en la biblia en:
Santiago 4,7-8 “Sométanse, pues a Dios; resistan al diablo y huira de ustedes; acérquense a Dios y él se acercara a ustedes. Purifíquense las manos, pecadores; santifiquen sus corazones, indecisos”.
Santiago 4,10 “Humíllense ante el Señor y el los ensalzara”
La única alternativa válida es someternos a Dios, es decir entregar nuestra vida, entregar nuestra mente y corazón, aceptarlo como el único salvador, de hacerlo lo siguiente simplemente es cuestión de resistencia, con la fortaleza otorgada por el poder del Espíritu Santo, tendremos la valentía de enfrentar a los leones, y estos aunque sean sordos, ante la sola presencia del poder divino, saldrán huyendo de nuestras vidas.
Te invito a poner en práctica los consejos de 1ra Pedro 5,6: “Humíllense, pues bajo a poderosa mano de Dios, para que llegado el momento, el los levante”
Ya no nos humillemos ante los leones, es decir dejemos de humillarnos ante el enemigo de nuestra alma, no cedamos a las tentaciones, no nos humillemos ante los vicios y placeres, no nos humillemos ante los dioses que los enemigos de nuestra alma fabrican para hacernos perecer, es hora de humillarse ante Dios, ha llegado el tiempo de doblar rodillas y pedir a Dios, clamar que su mano poderosa, su poder divino nos levante, nos libere de las emboscadas, que nos libere de las trampas de los leones espirituales.
Oración: Señor en este momento me encuentro en la selva de la vida, de un momento a otro me veo rodeado de leones, leones que quieren devorarme, los enemigos de mi alma me atacan ferozmente por que quieren impedir que yo siga adelante, Señor muchas veces he intentado esquivar estos leones con mis fuerzas, vanamente intente enfrentarme a los enemigos de mi alma con mis solas fuerzas, en este momento que me encuentro rodeado de ellos, pido e imploro tu misericordia Señor. Ven pronto a socorrerme, Señor urgente ven en mi auxilio, reconozco que tu eres mi único Señor, acepto que tu eres mi único Dios, mi único Salvador, me someto a ti, te entrego mi vida, te entrego mi corazón, confiado y con la certeza de que con tu ayuda, con tu fuerza todos los leones que me rodean por mas sordos que estén huirán, porque tu presencia y tu poder los ahuyentaran. Gracias Señor porque contigo, con tu presencia en mi vida puedo seguir caminando, puedo seguir avanzando con rumbo a la tierra prometida, la eternidad. Amen

NUESTRO PROYECTO ES CONSTRUIR UNA CASA DE RETIRO, CASA DE ORACION, AULAS PARA ENSEÑANZA BIBLICA CATOLICA

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lunes, 11 de febrero de 2013

"REFLEXION CUIDA TU LENGUA"







                                       Virtudes y Valores
Hablar mal de los demás
Si es falso se convierte en calumnia y si es cierto se convierte en difamación



A una mujer que se confesaba frecuentemente de hablar mal de los demás, san Felipe Neri le preguntó:

- ¿Te sucede con frecuencia hablar mal del prójimo?

- Muy a menudo, Padre -responde la penitente.

- Hija, creo que no te das cuenta de lo que haces. Es necesario que hagas penitencia. He aquí lo que harás: mata una gallina y tráemela enseguida, desplumándola por el camino desde tu casa hasta aquí.

La mujer obedeció, y se presentó al santo con la gallina desplumada.

- Ahora -le dijo Felipe-, regresa por el mismo camino que viniste y recoge una por una las plumas de la gallina...

- Pero eso es imposible, padre -rebatió la mujer-, con el viento que hace hoy no podré encontrar más que unas pocas.

- También yo lo sé -concluyó el santo-, pero he querido hacerte comprender que si no puedes recoger las plumas de una gallina, desparramadas por el viento, tampoco puedes recoger todas las calumnias levantadas y dichas de mucha gente, y en perjuicio de tu prójimo.

No quisiera añadir muchas palabras para no desvirtuar el sabroso mensaje que nos ofrece esta anécdota, pero quisiera hacer una pequeña referencia.

Es un gran pecado colectivo el hablar de los demás sin ser muchas veces conscientes del daño que podemos causar. Primero si es falso se convierte en calumnia y segundo si es cierto se convierte en difamación. Nos gusta "ver la astilla en el ojo del prójimo y no reparamos en la viga que llevamos en el nuestro".
AMEN
 
SERVICIO BIBLICO CATOLICO-PAITA

viernes, 8 de febrero de 2013

"REFLEXION DEL DICHO AL HECHO"




               DEL DICHO AL HECHO


Santiago 1,22-24
22Pongan por obra lo que dice la Palabra y no se conformen con oírla, pues se engañarían a si mimos.  23 El que escucha la palabra y no la practica es como aquel hombre que se miraba en el espejo, 24 pero apenas se  miraba, se iba y se olvidaba de cómo era.
Reiteradamente en la iglesia cuando escuchamos La Palabra de Dios, y se nos enseña a vivir de diferente manera, y nos invitan a poner en práctica lo que escuchamos,   con la voz fuerte y efusiva decimos:
-¡Si!  ¡Si! ¡Si! Lo haremos,  cambiaremos de vida, pondremos en practica todo lo que escuchamos, luego cuando salimos de la iglesia se nos olvida de actuar, todo queda  en palabras, palabras tan solo palabras y nada mas.
Dicen que una vez se desarrollo una gran convención de patos.
Estaban  reunidos  patos de todas las especies, de todo el mundo, el líder de los patos  toma el micrófono y dice:
-Queridos hermanos plumíferos, el objetivo de esta reunión es para mostrarles y enseñarles que los patos podemos volar, podemos volar.  Entonces el líder  mueve las alas y empieza a volar alrededor de los patos, sin parar de gritarles:
“Están viendo querida hermandad de patos, nosotros podemos volar,  podemos volar, todos pueden volar, vuelen hermanos, vuelen”  y todos los patos alegres y felices comienzan a volar,  todos felices  gritaban podemos volar, podemos volar,  y luego de un vuelo de una hora, los patitos aterrizan para terminar la reunión,  y luego de concluida la reunión, todos vuelven a casa felices y contentos, caminando. Escucho bien, todos retornan a casa andando…
************************
Pasa en la naturaleza con los patos, pero sucede también en la iglesia  con nosotros, al predicarse la Buena Nueva de la Salvación, el sacerdote o predicador nos enseña a poner en practica lo que escuchamos,  se nos  recuerda que todos nosotros tenemos la gracia de la vida eterna,  que nuestra patria no es esta,  que nuestra vida debe transcurrir  con nuestro corazón puesto en el cielo,  hay que juntar tesoros en el cielo y que debemos comunicar esta Buena Noticia por el mundo entero,  y constantemente en la iglesia aceptamos el reto de volar y volar por las alturas que nos lleva el Evangelio,  aceptamos y creemos y decimos ¡Si! ¡Si! A todo, pero que pasa cuando retornamos a casa, al salir de la iglesia se nos olvida de todo,  creemos las alturas y el cielo  es posible solo dentro del templo. Ya afuera todo vuelve a la normalidad. Ponemos los pies en la tierra que no tiene nada de malo,  lo malo es que nuestra mente y nuestro corazón aterrizan y se pegan a los placeres, cosas materiales y terrenales.
Esta es una invitación a  vivir  con los pies en la tierra, pero con el corazón en el cielo,  con la meta puesta en lo que no perecerá jamás.
Lo que escuchamos en la iglesia, pongámoslo en práctica en nuestra vida, en nuestra familia, con los amigos, en la sociedad. Y en el mundo entero.
Seamos hacedores de la palabra, no nos conformemos solo con oír  la palabra.
Oración:
Señor en este día quiero agradecerte  por las alas del evangelio que me invitan todos los días a volar por las alturas de la gracia que tus regalas a todos tus hijos.
Señor que yo pueda todos los días vivir obedeciendo y cumpliendo tu palabra con los pies en la tierra, pero con los ojos y el corazón puestos en el cielo,  Enséñame a transitar por los caminos de la vida sin olvidar ni perder de vista la corona de vida eterna que tienes prometida para todos los que te aman y te buscan con sincero corazón. Amen

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martes, 5 de febrero de 2013

"REFLEXION VIVAMOS NUESTRA FE CATOLICA"










              



¿Vivimos nuestra fe católica?
La fe no es una simple teoría. Es un compromiso que llega al corazón, a las acciones, los principios, las decisiones, al pensamiento y a la vida.
¿Vivimos nuestra fe católica?
¿Vivimos nuestra fe católica?


La fe no es una simple teoría. Es un compromiso que llega al corazón y a las acciones, a los principios y a las decisiones, al pensamiento y a la vida.

Vivimos nuestra fe cuando dejamos a Dios el primer lugar en nuestras almas. Cuando el domingo es un día para la misa, para la oración, para el servicio, para la esperanza y el amor. Cuando entre semana buscamos momentos para rezar, para leer el Evangelio, para dejar que Dios ilumine nuestras ideas y decisiones.

Vivimos nuestra fe cuando no permitimos que el dinero sea el centro de gravedad del propio corazón. Cuando lo usamos como medio para las necesidades de la familia y de quienes sufren por la pobreza, el hambre, la injusticia. Cuando sabemos ayudar a la parroquia y a tantas iniciativas que sirven para enseñar la doctrina católica.

Vivimos nuestra fe cuando controlamos los apetitos de la carne, cuando no comemos más de lo necesario, cuando no nos preocupamos del vestido, cuando huimos de cualquier vanidad, cuando cultivamos la verdadera modestia, cuando huimos de todo exceso: “nada de comilonas y borracheras; nada de lujurias y desenfrenos; nada de rivalidades y envidias” (Rm 13,13).

Vivimos nuestra fe cuando el prójimo ocupa el primer lugar en nuestros proyectos. Cuando visitamos a los ancianos y a los enfermos. Cuando nos preocupamos de los presos y de sus familias. Cuando atendemos a las víctimas de las mil injusticias que afligen nuestro mundo.

Vivimos nuestra fe cuando tenemos más tiempo para buenas lecturas que para pasatiempos vanos. Cuando leemos antes la Biblia que una novela de última hora. Cuando conocer cómo va el fútbol es mucho menos importante que saber qué enseñan el Papa y los obispos.

Vivimos nuestra fe cuando no despreciamos a ningún hermano débil, pecador, caído. Cuando tendemos la mano al que más lo necesita. Cuando defendemos la fama de quien es calumniado o difamado injustamente. Cuando cerramos la boca antes de decir una palabra vana o una crítica que parece ingeniosa pero puede hacer mucho daño. Cuando promovemos esa alabanza sana y contagiosa que nace de los corazones buenos.

Vivimos nuestra fe cuando los pensamientos más sencillos, los pensamientos más íntimos, los pensamientos más normales, están siempre iluminados por la luz del Espíritu Santo. Porque nos hemos dejado empapar de Evangelio, porque habitamos en el mundo de la gracia, porque queremos vivir a fondo cada enseñanza del Maestro.

Vivimos nuestra fe cuando sabemos levantarnos del pecado. Cuando pedimos perdón a Dios y a la Iglesia en el Sacramento de la confesión. Cuando pedimos perdón y perdonamos al hermano, aunque tengamos que hacerlo setenta veces siete.

Vivimos nuestra fe cuando estamos en comunión alegre y profunda con la Virgen María y con los santos. Cuando nos preocupa lo que ocurre en cada corazón cristiano. Cuando sabemos imitar mil ejemplos magníficos de hermanos que toman su fe en serio y brillan como luces en la marcha misteriosa de la historia humana.

Vivimos nuestra fe cuando nos dejamos, simplemente, alegremente, plenamente, amar por un Dios que nos ha hablado por el Hijo y desea que le llamemos con un nombre magnífico, sublime, familiar, íntimo: nuestro Padre de los cielos.


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lunes, 4 de febrero de 2013

"REFLEXION LA LLAVE "





                                                   ‘’LA LLAVE”


“Mira que estoy a la puerta y llamo: si uno escucha mi voz y me abre, entrare en su casa y comeré con él y el conmigo’’. Apocalipsis 3,20

El llanto  era imparable, las lágrimas recorrían el rostro de Lidubina, su mama al verla sollozando le pregunta: ¿Qué pasa hija mía? ¿A qué se debe el llanto?  Lidubina suspirando dice a su mama, Hace tres meses conocí a Lidubino, y él una y otra vez intento conquistarme, recuerdas que te comente que  me ofrecía cielo y tierra para que yo acepte su amor, y yo lo rechazaba,  pero él no se dio por vencido, la ultima vez me dijo:  “te entrego las llaves de mi corazón” Esa frase romántica hizo que yo le diera una oportunidad para enamorarme,  La madre interviene diciendo, ¡estas llorando porque Lidubino te entrego las llaves de su corazón! Estaba por sonreírse cuando es interrumpida por su hija: -¡No mamá!, no lloro por eso, mi llanto es que hace unas horas acabo de encontrarlo besándose con otra mujer,  ¡que canalla! ¡Cínico! ¡Hipócrita! hace unos días me dijo que “me entregaba las llaves de su corazón” y ahora me engaña. La madre al escuchar esto dice a su hija: cometiste un error hija mía, cuando el te entrego las llaves de su corazón,  era que también le hayas pedido las copias de esa llave,  ese fue el error tuyo no pedirle las copias de las llaves de su corazón….

Cuantas veces en tu vida, el Señor te ha pedido que le entregues tu corazón, tu obediente aceptaste entregarlo,  ¿Cuántas veces? Haz dicho te entrego mi vida Señor, “te entrego las llaves de mi corazón”  En la iglesia, en los grupos de oración hacemos compromisos de amar a Dios por sobre todas las cosas, le entregamos la llave de nuestro corazón. Pero salimos de la iglesia y ya en la calle, con los amigos, cuando la tentación del pecado llega a nuestra vida, nosotros en un principio rechazamos el pecado, pero este nos dice suavemente al oído: “Tu dices que le entregaste las llaves de tu corazón a Dios”  Pero te olvidas que  hace tiempo cuando tu  vivías en los placeres y deleites de la carne tu me entregaste las copias de las llaves de tu corazón. Y los enemigos de nuestra alma mostrándonos el falso gozo y deleite nos recuerdan que tenemos copias de esa llave que entregamos a Cristo.  Y con esas copias que nosotros fabricamos  desobedeciendo al Señor, le abrimos la puerta al pecado y este nuevamente se adueño de nuestra vida. 

Apreciados amigos que leen este mensaje, si en este momento te encuentras destrozado por el pecado, si tu vida transcurre con un pesar y dolor por haber traicionado a aquel que murió en la cruz para salvarte. Si estas constantemente fabricando llaves y abriéndole tu corazón a los enemigos de tu alma. Este es el momento de tomar una decisión en tu vida, es tiempo de volver a empezar. La buena noticia para todos los que hemos fabricado copias de las llaves de nuestro corazón, la gran noticia es que en este momento Jesucristo está tocando una vez las puertas de nuestro corazón, Cristo en este momento te declara y muestra su amor, y te pregunta: ¿Me entregas las llaves de tu corazón? 

 No dejemos pasar este momento de gracia y misericordia divina y digamos: ¡Si Señor!  “te entrego las llaves de mi corazón”  “te entrego mi vida señor” toma las llaves y también tomas todas esta copias de la llave que yo saque con el propósito de deleitarme en lo prohibido.  Señor toma todas las llaves de mi corazón originales y copias, te imploro que pegues y selles mi corazón, que los enemigos de mi alma ya no puedan entrar y robarme la fe, la esperanza el amor, que no me puedan robar la paz, la gracia y la salvación.  Gracias Señor, por esta nueva oportunidad, gracias Señor por que a partir de hoy vivo en tu presencia y vivo para amarte cada día más y más…

El pecador arrepentido que ha entregado su vida a Cristo puede leer con esperanza y emoción el salmo 32,1-5  “Dichoso el que es absuelto de pecado y cuya culpa le ha sido borrada. Dichoso el hombre aquel a quien Dios no le nota culpa alguna y en cuyo espíritu no se halla engaño.  Hasta que no lo confesaba se consumían mis huesos, gimiendo todo el día. Tu mano día y noche pesaba sobre mí, mi corazón se transformo en rastrojo en pleno calor del verano. Te confesé mi pecado, no te escondí mi culpa. Yo dije: Ante el Señor confesare mi falta, Y tú, tú perdonaste mi pecado, condonaste mi deuda. Amen
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"REFLEXION NADIE ES PROFETA EN SU TIERRA"




“Jesús dijo: «Ningún profeta es bien recibido en su patria...» Al oír estas palabras, todos en la sinagoga se indignaron. Se levantaron y lo arrastraron fuera de la ciudad, llevándolo hasta un barranco del cerro en el que está construida la ciudad, para arrojarlo desde ahí. Pero él, pasando en medio de ellos, siguió su camino.”   (Lc 4, 24.28-30)

Jesús estaba predicando en la sinagoga de su pueblo, donde las personas le conocían, donde estaban ciertamente sus parientes, sus vecinos, su amigos, sus compañeros ... y allí él percibió que aunque había una cierta admiración hacia él, al mismo tiempo había una fuerte desconfianza. Aquellos que siempre lo vieron desde pequeñito, no eran capaces de creer que él era el Mesías, enviado por Dios.

Este es un hecho muy real y común en nuestras vidas: no damos mucho valor a quienes tenemos muy cerca. «Ningún profeta es bien recibido en su patria.»
Por ejemplo, preferimos dar más valor a lo que dicen los extraños, de que a lo que dicen nuestros padres, o personas cercanas. Creemos que son mejores las cosas importadas, y dejamos de lado lo que es hecho por nuestra gente. Valorizamos los talentos de los desconocidos, elogiamos su voz, reconocemos su inteligencia, su competencia, pero los talentos de las personas que están a nuestro alrededor muchas veces ni nos damos cuenta que existen.
¿Quién de nosotros ya no se sintió dejado de lado exactamente por aquellos que deberían ser los más cercanos? Pero ciertamente también todos nosotros ya hicimos la misma cosa con los demás. El problema es que cuando somos nosotros que despreciamos nuestros cercanos, ni nos damos cuenta, sin embargo, cuando sufrimos la indiferencia o el menosprecio de parte de ellos, entonces nos duele muchísimo, y nos creemos la grande victima de la historia.
Tengo la impresión que a la raíz de este problema, está nuestro egoísmo y nuestra inseguridad. Por lo general, las personas que nos son cercanas son percibidas por nosotros como una especie de amenaza, pues vivimos en una constante “secreta” competición. En el ambiente familiar, por ejemplo, los hijos buscan siempre conquistar su propio espacio, y por eso contradicen a los padres, y se rebelan... los padres quieren hacer valer su autoridad ciegamente pues, a veces, se sienten amenazados por los hijos que van creciendo, que se instruyen y en algunas cosas llegan a superarlos. Entre los esposos existe una cierta disputa para ver quién decide, quien paga, quien es el más amado, quien es el más importante. Entre los hermanos desde muy pequeñitos, con los celos, se empieza a disputar la atención, el cariño, y cada uno intenta de todos los modos ser el predilecto. Lo mismo entre los compañeros de escuela, de trabajo, de asociación deportiva, del grupo de la iglesia y hasta entre amigos.
Esto se manifiesta, por ejemplo, en la facilidad que tenemos en reconocer los errores de los demás. Pueden hacer 100 cosas muy buenas, que ni nos damos cuenta, pero una que le salga mal ya nos salta a los ojos y hasta parece que nos hace bien decirlo, y parece que nos consuela y conforta el criticar los equívocos ajenos. Hacer un elogio a una persona con quien convivimos exige un alto grado de humildad y mucha madurez, pues significa colocar a la luz la capacidad del otro. Evitar de hacer una crítica exige también una gran humildad y madurez, pues en general nuestra crítica, no quiere tanto ayudar el otro a mejorar, sino que solamente puntualizar su equivoco. Queremos, en general, ensuciar la imagen de quien criticamos, pensando que así nosotros pareceremos mejores.          
Tal vez hasta podamos pensar que esta competencia, aunque a veces muy sutil, sea un hecho verificable en todas las relaciones humanas cuando compartimos un espacio común. Hasta mismo, entre los discípulos de Jesús, hubo estos conflictos (Mc 10, 35-41). Tener conciencia de esto nos ayuda a, por un  lado a perdonar con mayor facilidad cuando lo sufrimos, y por otro, intentar frenarnos cuando nuestras críticas o nuestro desprecio nacen del miedo de reconocer en el otro, alguien que me supera en algo.
Para  todos nosotros es mucho más fácil reconocer el bien, los valores, los talentos... en aquellos que están lejos de nosotros y no nos constituyen una amenaza. Aceptar un consejo, reconocer la razón, atender a las indicaciones, hacer un elogio a alguien con quien comparto la vida cotidiana es un gesto que exige adueñarse de sí mismo, y superar al menos en algún sentido, la tal competencia, para hacer crecer el espíritu de fraternidad.                          
Algo semejante sucedió con Jesús, después de proclamar su misión en su pueblo, la gente al principio estaba admirada, pero luego empezaron las criticas, las desconfianzas, el decir: “a este yo le conozco desde pequeñito ¿qué es lo que ahora nos quiere enseñar?!” Y querían matar a Jesús, querían paralizarlo. Querían impedirlo de continuar su camino de crecimiento. Con todo, Jesús no se dejó vencer; al contrario,  “pasando en medio de ellos, siguió su camino.”
También nosotros debemos aprender con Jesús cómo comportarnos delante de aquellos que nos quieren hacer el mal. Delante de aquellos que con sus criticas o calumnias, movidos por los celos, la envidia, o la inseguridad, nos quieren llevar al barranco del desanimo, del odio, de la frustración para destrozarnos, debemos con serenidad y comprensión, perdonar y pasando entre ellos, seguir adelante como hizo Jesús. Y sobre todo, evitar hacer lo mismo con los demás. Debemos estar siempre atentos, pues muchas veces, somos nosotros quienes buscamos conducir a nuestros hermanos, amigos y colegas... al barranco de la destrucción, a veces hasta disfrazados de quien quiere solo el bien.          
El Señor te bendiga y te guarde,
El Señor te haga brillar su rostro y tenga misericordia de ti.
El Señor vuelva su mirada cariñosa y te de la PAZ.
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