" TOCA LA CAMPANA"

                                      “TOCA LA CAMPANA”

 

 

Eran las 8 de la mañana  de un día domingo, el sacristán de la parroquia La Esperanza comienza a tocar la campana para que los feligreses de la Comunidad asistan al Día del Señor, pasaron más de 30 minutos del repique de campana y solo llegaron  tres feligreses a la iglesia,  pero Lidubino seguía tocando  y lo hacía cada vez con más intensidad, uno de los feligreses ante tanto ruido sale y dice al sacristán:  “No es necesario que insista, de todos modos no van a venir”

Lidubino sin dejar de tocar la campana le responde: “Es cierto que no vendrán, pero por lo menos me aseguro de que no puedan dormir”

 

Nuestros hermanos en la fe, muchos han dejado de asistir a la iglesia,  por diversos motivos ellos se han desviado del camino, los “caramelos del mundo” a muchos los mantiene endulzados alejados del templo.  Este tiempo es propicio para tocar las campanas,  es momento de hacer ruido, si los demás no quieren venir que no vengan, pero como dijo Lidubino, hay que hacer ruido para que no puedan dormir. Nuestra misión es la de despertar a los que están dormidos.  

Leamos y meditemos el siguiente pasaje de la escritura en Romanos 10,13-14

 Porque esto es lo que dice: “Todos los que invoquen el nombre del Señor alcanzaran la salvación pero ¿cómo van a invocarlo si no han creído en el? ¿Y cómo van  a creer en él, si no han oído hablar del? ¿Y cómo van a oír, si no hay quien les anuncie el mensaje?

Por tanto los demás  creerán en Cristo y lo invocaran si nosotros sus discípulos los que lo conocemos, compartimos y anunciamos la buena noticia de la Salvación de todas las maneras posibles, hay que usar todas las campanas que sean necesarias para despertar a los que se durmieron en la fe.

Utilicemos las campanas del Facebook  y todas las redes sociales de internet

Pongamos en movimiento las campanas de la radio y televisión

Salgamos a las esquinas y plazuelas a proclamar que Jesucristo es el Señor. 

Toquemos las campanas,  anunciando que el único que tiene palabras de vida eterna es JESUCRISTO. (Juan 6,68) Amen