"Señor, ¿a quién iríamos? Tú tienes palabras de vida eterna." (Jn 6, 59-71)
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La palabra de Dios, Nos habla de una experiencia presente también en nuestras vidas. Después del gran discurso de Jesús sobre el "PAN DE LA VIDA", muchos empezaron a dudar si deberían o no seguirlo. Aquellas
palabras "Yo soy el Pan Vivo" o "Mi carne es verdadera comida" o aun
"quien come de este pan vivirá para siempre" provocaron en los
seguidores de Jesús un gran trastorno. Muchos pensaban que esto no podía
ser verdad y empezaron a abandonar al Señor.
Ciertamente pensaban: ¿Cómo alguien puede dar su carne como alimento? ¿Cómo alguien puede prometer vida eterna? Realmente
estas preguntas son muy difíciles de contestar si nosotros en primer
lugar no reconocemos quien es Jesús. Solamente cuando aceptamos que
Jesús de Nazareth, que es el propio Dios que se hizo carne, entonces
podemos comprender que Él es capaz de todo, que habla con autoridad y lo
que dice es la verdad y no solamente una opinión.
Pero es muy interesante el procedimiento de Jesús. Al
enterarse de las dudas, Jesús no los presiona, los deja libre. Los que
quieran abandonarlo pueden hacerlo sin ningún problema. Seguirlo debe
ser una decisión personal. Cada uno debe juzgar a partir de lo que vio,
sintió y escucho.
Ellos
ya habían visto a Jesús, sanar a muchos enfermos (paralíticos, mudos,
leprosos...), habían escuchado hablar sobre la transformación del agua
en vino, habían asistido la multiplicación de los panes... ahora ya
podían juzgar si podían o no confiar en estas nuevas enseñanzas de Jesús
sobre el "PAN VIVO".
Y
nos dice el evangelio que "muchos de sus discípulos dieron un paso
atrás y dejaron de seguirlo." También hoy son muchos aquellos que dan un
paso atrás y abandonan el camino de Cristo, esto es la vida de la
Iglesia. Pues algunos creen que la Iglesia
propone una moral muy pesada. Otros se llenan de críticas, por problemas
que muchas veces suceden y los usan para justificarse en su comodidad.
O que dan un paso atrás y ya no participan de la misa. Porque tienen otras cosas que hacer.
O porque dudan si es o no importante estar allí.
O
dan un paso atrás y creen que recibir o no la eucaristía es la misma
cosa. Que ven la sagrada ostia solamente como un pan bendecido, pero no
como el cuerpo de Cristo, PAN VIVO BAJADO DEL CIELO, capaz de darnos
VIDA.
Jesús
al percibir que muchos se iban no pensó en cambiar su discurso, en
hacer una propuesta más blanda, en negociar sus valores para conseguir
más adeptos.
Jesús
sabía que su propuesta era exigente. (Dios es amor, pero un amor que
nos estira, no un amor que nos acomoda.) Por eso Jesús con mucha
libertad pregunto a sus propios apóstoles: "Quieren dejarme también
ustedes?" También esta pregunta hoy Jesús nos hace?. También tú quieres
dar un paso atrás y abandonarme? Para nuestra suerte san Pedro dio una
respuesta muy inspirada. "Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de
vida eterna." ¿a quién iremos?
Hoy más que nunca existen muchas propuestas de 'felicidad'.
Iremos a las sectas, donde todo parece muy fácil. Donde prometen curas, prosperidad y todas las soluciones sin exigir nada.
Iremos
a las filosofías orientales que buscan darnos el gran equilibrio,
introducirnos a la armonía universal y vivir muchas veces en una vida
ilusoria que huye de la realidad y de la cruz.
Iremos
a New Age, que nos enseña que todas las religiones son buenas y lo
importante es no ser "miembro comprometido" de ninguna, pero agarrar lo bueno de todas.
Iremos
al hedonismo, que nos quiere convencer que lo único importante es el
placer. Que si me gusta debo hacer, sin importarme los demás, donde el
único criterio soy yo mismo.
Iremos al liberalismo, donde las personas son importantes solo por lo que producen y
no por lo que son, por eso no tiene lugar para los menos favorecidos,
para la familia, para la amistad. Y podríamos ir a muchos otros.
Ciertamente
todos estos caminos son capaces de proporcionar momentos felices,
experiencias agradables, pero ninguno de ellos posee "Palabras de vida
eterna".
Estas solo las tiene Jesús, el Hijo de Dios vivo.
Pero la opción es personal.
Jesús nos ama tanto que sería incapaz de llevarnos a la fuerza.
El Señor te bendiga y te guarde,
El Señor te haga brillar su rostro y tenga misericordia de ti.
El Señor vuelva su mirada cariñosa y te dé la PAZ.
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Gracias Señor por habernos enseñado como, en la exaltación del espíritu, la carne encuentra su glorificación. Por el Amor salvaste al mundo y con Él a todos nosotros, Dios Omnipotente. Solo tu tienes palabras de vita eterna, sabes lo que dices, eres Dios con Nosotros, nuestro Amo y Señor.
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