Busquemos en el Reino de Dios la paz y alegría
El reino de Dios está dentro de nosotros

Escuchemos y dejémonos guiar por el maestro de espíritu que es La imitación de Cristo (Lib.II, c.1)
"Hermano, conviértete a Dios de todo corazón, despréndete de este mundo miserable, y tu alma encontrará la paz, pues el reino de Dios es paz y alegría en el Espíritu Santo. Si le preparas una digna morada en tu interior, Cristo vendrá a ti y te dará a probar su consuelo".
"Toda su gloria y hermosura está en lo interior" (Sal.44,14) , y allí se complace. Tiene el Señor un trato frecuente con el hombre interior, platica dulcemente con él, lo consuela con suavidad, le infunde una paz profunda y adquiere con él una familiaridad admirable en extremo.
Ea, pues, alma fiel, prepara tu corazón a este Esposo, para que se digne venir a ti y habitar en ti. Pues él dice: "Quien me ama guardará mi palabra y vendremos a él y haremos morada en él".
Hazle en ti lugar a Cristo. Si posees a Cristo, serás rico, y con él te bastará. Él será tu proveedor y fiel procurador en todo, de manera que no tendrás necesidad de esperar en los hombres Los hombres se mudan fácilmente y desfallecen... Los que hoy son contigo mañana te pueden contradecir...
Pon en Dios toda tu confianza, y sea él el objeto de tu veneración y de tu amor. Él responderá por ti y todo lo hará bien, como mejor convenga. Tú no tienes aquí "ciudad permanente". Dondequiera que estuvieres serás extranjero y peregrino. Jamás tendrás reposo si no te unes íntimamente a Cristo...
Pon tu pensamiento en el altísimo y eleva a Cristo tu oración constantemente. Si no sabes meditar cosas sublimes y celestes, descansa en la pasión de Cristo, deleitándote en contemplar sus preciosas llagas. Sufre con Cristo y por Cristo, si quieres reinar con Cristo... Cristo quiso padecer y ser despreciado, y tú ¿te atreves a quejarte de algunas cosas?...
Si una sola vez entrases perfectamente al interior de Jesús y gustases un poco de su ardiente amor, no te preocuparías ya de tus propias ventajas o desventajas; más bien te gozarías de las humillaciones que te hiciesen, porque el amor de Jesús hace que el hombre se menosprecie a sí mismo.
El verdadero amante de Jesús y de la verdad, el hombre interior, libre de las aficiones desordenadas, puede volverse fácilmente a Dios, y levantarse sobre sí mismo en el espíritu y descansar gozosamente; sabe andar dentro de sí y tener en poco las cosas externas..."
¡Alma!, levantate!
AMEN.
serviciobiblicocatolico@hotmail.com
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