Hasta
ahora, hemos visto dos actitudes que pueden ayudarnos a ser mejores
papás. (ver los dos primeros números de nuestra revista).
La primera consiste,
en MODIFICAR NUESTRAS REACCIONES AL MAL COMPORTAMIENTO DE nuestros
hijos: Por ejemplo: no prestarles la atención en sus riñas y berrinches,
apartarse del conflicto e intervenir más tarde cuando la marea
está en calma.
La segunda actitud,
es IR DANDOLES GRADUALMENTE MAYOR RESPONSABILIDAD Y MAS ALTERNATIVAS
DE ELECCION.
Ahora, vamos a tratar
de la IMPORTANCIA DE ALENTARLOS.
Tradicionalmente
nuestras apreciaciones sobre nuestros hijos son similares a este
ejemplo:
«Violeta (12 años)
y Rafael (14 años) acaban de recibir su libreta de notas. Violeta
llega corriendo hacia sus padres para enseñarles lo bien que le
ha ido:
- Mamá: Te felicito
Violeta. ¡18 en matemática! Es fantástico. ¡Qué orgullo para tus
padres! ¿Y dónde está Rafael?
- Violeta: Ya sabes
lo vago que es. Se ha ido a su cuarto a esconder su libreta. No
quiere que la vean.
- Papá: ¿Qué? Rafael;
ven aquí en seguida. ¡Y tráigame la libreta jovencito!.
- Rafael: (Entregando
la libreta). He salido mal en las notas.
- Papá: (leyendo
la libreta) No puedo creerlo, Dios mío, fíjate esas notas. En
lenguaje once, en matemáticas ocho. ¡Qué es eso: ¿Acaso eres bruto
o qué? ¿Por qué no te esfuerzas como tu hermana? Francamente no
se que va ser de tí. Como vas creo que vas a repetir el año. ¡Para
eso me esfuerzo tanto manteniéndote. Inútil!.»
Analicemos este
ejemplo: Violeta es alabada. Rafael es criticado. En ambos casos
no reciben un adecuado estímulo. LA ALABANZA a menuda «infla»
ficticiamente el ego de los hijos que se sienten obligados a mantener
esa imagen. Pero cuando fracasan se derrumban terriblemente. LA
CRITICA también es sumamente desalentadora: Esperar poco de los
hijos, compararlos con sus hermanos, calificarlos negativamente,
son todas formas eficaces de DESALENTAR. Así ocurre en muchos
hogares donde los padres, tratan de corregir y mejorar a sus hijos,
y solo atinan a criticarlos, humillarlos, castigarlos y reprenderlos.
Son campeones encontrando defectos en sus hijos. Todo ello causa
desaliento en los niños.
Claro, que tenemos
que corregir a nuestros hijos, pero el estar continuamente
señalando sus defectos es contraproducente.
Otra actitud desalentadora
es el ser muy exigente y perfeccionista con los hijos. Y otra
más es el tratarlos como incapaces i inmaduros. Estas actitudes
debemos CAMBIARLAS si queremos ser mejores papás. Nuestra sociedad
no nos enseña a alentar. Sino a ALABAR o a CRITICAR. Lo que debemos
aprender es a ALENTAR. ¿Como? El punto clave es FIJARSE EN EL
LADO POSITIVO del proceder de nuestros hijos, por pequeño que
fuera, para reconocerlo. Comenzar a fijarnos no en sus
fallas‘ sino en sus esfuerzos por mejorar y cooperar. Corregir
diferenciando el hecho del hacedor, es decir, corregir el mal
proceder pero sin calificar negativamente al autor: Ejemplo: decir
«no golpees a tu hermano» y nunca decir «eres un malvado y abusivo».
DIFERENCIA ENTRE
ALABANZA Y ALIENTO
A veces confundimos
alentar con alabar. No son lo mismo. Vamos a ver la diferencia
de contenidos que existe entre alabanza y aliento.
LA ALABANZA expresa
mi juicio acerca de la conducta de los hijos. La alabanza promueve
la competencia. Se otorga al hijo por ser el mejor y eso al final
puede resultar desalentador. Aquí, van algunos ejemplos de alabanza:
"!Eres formidable! ¡Fantástico! ¡Ganaste! ¡Eres muy bueno!».
Estas alabanzas
pueden ser una especie de halago insincero e inútil. La alabanza
para ser útil debe ser constante y creciente.
EL ALIENTO es el
proceso mediante el cual Ud. enfoca las cualidades y potencialidades
de sus hijos, para ayudarlos a desarrollar confianza en sí mismo
y la autoestima. El aliento les ayuda a confiar en sus habilidades.
Los padres que alientan a sus hijos los ayudan a aprender de sus
errores y a superarlos. En consecuencia, los ayudan a desarrollar
el coraje de ser imperfectos pero luchadores por ser mejor.
COMO ALENTAR
A LOS HIJOS
Aquí van algunos
principios para saber alentar a los hijos:
1) HABLEMOS EN FORMA
PERSONAL, por ejemplo: «Me gusta tu cuaderno», «Aprecio tu
ayuda», etc.
2) DEMOSTREMOSLES
CONFIANZA EN SU CAPACIDAD. Por ejemplo: «Me sorprendió verte
reparar el caño la semana pasada; no era fácil. Ya veo que puedes
ayudarme». «Ha mejorado tu letra. ¿Ya ves que puedes superarte?»
3) CENTREMONOS EN
LAS DIFICULTADES DE LA TAREA REALIZADA. Por ejemplo: «Realmente
era bastante difícil el dibujo» en lugar de «¡te pasaste!».
4) RESALTEMOS TODO
ESFUERZO Y MEJORA. Por ejemplo: «Has estado más de una hora
trabajando en esto». «Veo que tú nota en matemáticas ha mejorado
un poco. Así se hace.»
5) VALOREMOS TODA
COLABORACION ESPONTANEA: Basta con un simple: «Gracias por
tu ayuda». «Me fue muy útil tu consejo», «Me alegra lo que hiciste
por Juanito».
Finalmente los padres
que desean superar sus actitudes desalentadoras, deben tener la
suficiente voluntad para obligarse a seguir las siguientes reglas:
1ra.
Aceptar a los hijos , como ellos son, no como soñamos que sean.
2da.
Ignorar los chismes sobre ellos.
3ra. Ser
positivos en sus valoraciones.
4ta.
Tener fe en sus hijos para que ellos la tengan en sí mismos.
5ta.
Resaltar las contribuciones, habilidades y puntos fuertes.
6ta. Reconocer el
esfuerzo, los progresos lentos y el resultado final.
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