CONOCE EL LIBRO DE NUESTRA FE
EL CANON DE LA BIBLIA
I. INTRODUCCIÓN
La palabra “canon” viene de la lengua griega y corresponde a la
expresión “una caña recta que sirve para sostener derecha alguna cosa”.
Para nosotros, es como una regla de fe para determinar si una cosa es
verdadera o falsa; es el criterio de la verdad de una afirmación, es la
medida, la norma o regla de algo.
Hay cuatro cánones o listas oficiales de libros de la Biblia:
El canon de los judíos: ellos sólo aceptan 39 libros del Antiguo Testamento. No aceptan ningún libro del Nuevo Testamento.
El canon de los protestantes: ellos aceptan 39 libros del Antiguo Testamento y 27 del Nuevo. Total: 66 libros.
El canon de los católicos: aceptamos los 46 libros del Antiguo Testamento y los 27 libros del Nuevo Testamento. En total: 73.
El canon de los ortodoxos (o sea los 200 millones de cristianos del Oriente Medio): aceptan, como los católicos, todos los 73 libros de la Biblia.
Cabe preguntarnos: ¿por qué las iglesias cristianas evangélicas no aceptan todos los libros que están en la Biblia católica?
La fijación del canon bíblico constituyó una necesidad para la Iglesia.
Era necesario hacerlo por la universalidad de la única Iglesia. Para
mantener una misma regla de fe en todas las iglesias esparcidas por la
tierra era indispensable disponer de un mismo canon. Frente a los
herejes que recurrían con frecuencia a libros “secretos” (apócrifos) era
de todo punto necesario delimitar claramente los libros normativos de
la fe, distinguiéndolos de cualquier otro, fuera apócrifo o no.
II. OBJETIVO DOCTRINAL Comprender el significado de Canonicidad.
III. OBJETIVO VIVENCIAL Valorar el magisterio autorizado de la Iglesia.
IV. TESIS El Canon de la Biblia
es el catálogo o lista de los libros que la Iglesia considera inspirados
por Dios, llamados, por lo mismo, libros canónicos. Son 73 libros; 46
del Antiguo Testamento y 27 del Nuevo Testamento. El canon se aplica a
toda la Sagrada Escritura, no sólo a unas partes. Es competencia de la
Iglesia determinar cuáles son los libros inspirados y cuáles no, porque
tiene la autoridad recibida de Cristo con la asistencia del Espíritu
Santo. Además determina cuáles son, porque es ella quien los ha escrito a
lo largo de los años. La Iglesia no lleva a cabo esta operación de modo
arbitrario, sino mediante la aplicación de unos criterios tanto
internos como externos, a través de los cuales le es permitido discernir
y descubrir la regla de la fe y de la verdad en un determinado libro,
como en un espejo.
V. EXPLICACIÓN DE LA TESIS
1. La Iglesia y el Canon
Es interesante saber que los 73 libros de la Biblia que tenemos entre
manos son fruto de un discernimiento, inspirado por Dios, que hizo la
Iglesia, declarando cuáles libros son canónicos y cuáles apócrifos
(secretos, no inspirados).
La pregunta que salta a la vista es saber quién tiene la autoridad o la
capacidad para decidir si un libro pertenece o no a la Biblia. La
Iglesia lo único que hace es atestiguar que ese libro existente ha sido
inspirado por Dios; no es la Iglesia quien inventa los libros.
¿Por qué corresponde a la Iglesia discernir que ese libro es inspirado por Dios? Por dos motivos:
a) Porque la Biblia, Palabra de Dios escrita, es fruto de la predicación de la Iglesia misma:
fue la primera comunidad cristiana quien empezó a poner por escrito su
predicación sobre la vida y doctrina de Jesús. Entonces sólo a ella
pertenece la justa interpretación de lo que escribió; como pertenece
sólo al autor de un libro interpretar rectamente lo que escribió en su
libro.
b)
Porque Jesús entregó a Pedro “las llaves” de su Reino, es decir de su
Iglesia, y sólo él, unido a los apóstoles, por mandato de Jesús, tiene
el poder del Espíritu Santo de discernir la verdad. También
los obispos (siempre en comunión con el Papa) son sujetos de magisterio
auténtico y son asistidos por el Espíritu de Cristo para explicar y
aplicar la Escritura (LG 25). Todo cristiano tiene, sin duda, este
Espíritu de Dios al recibir el bautismo; pero el cristiano, como
individuo y particular, no tiene la función el interpretar la Biblia.
Nos dice el concilio Vaticano II: “El
oficio de interpretar auténticamente la palabra de Dios, oral o escrita,
ha sido encomendado únicamente al Magisterio de la Iglesia, el cual lo
ejercita en nombre de Jesucristo. Pero el Magisterio no está por encima
de la palabra de Dios, sino a su servicio, para enseñar puramente lo
transmitido, pues por mandato divino y con la asistencia del Espíritu
Santo, lo escucha devotamente, lo custodia celosamente, lo explica
fielmente; y de este depósito de la fe saca todo lo que propone como
revelado por Dios para ser creído” (Dei Verbum, 10).
De aquí concluimos lo siguiente: la Biblia tiene que considerarse una
expresión de la fe de la Iglesia apostólica. San Agustín afirmaba: “No
creería en el Evangelio, si no fuera por la autoridad de la Iglesia
católica que me lo ordena...”. Y los primeros obispos de la Iglesia
llamaban a la Biblia: “El libro de la Iglesia”.
Otra conclusión: todo libro inspirado es canónico y no al revés, es
decir, la canonicidad es efecto de la inspiración. La Iglesia no causa
la inspiración, sino que la reconoce al hacerlo canónico. Es necesario
fijar el Canon para que la fe en toda la Iglesia universal sea “una” y
tenga un único criterio. De lo contrario, en vez de Pentecostés,
tendríamos una torre de Babel (como pasa entre algunos protestantes).
Una cita del concilio Vaticano II aclara el papel de la Iglesia: “La
Iglesia, guiada por el Espíritu Santo y por el magisterio de sus
Pastores, es la depositaria y guardiana del tesoro de la revelación y la
única intérprete de la Biblia. El Papa y los demás obispos son maestros
auténticos del Evangelio” (LG 25); es decir, lo explican, lo
interpretan y lo aplican a la vida de los hombres con la autoridad de
Cristo Cabeza.
2. ¿Cuándo fue establecido el Canon de la Biblia?
Desde los primeros tiempos del cristianismo la Iglesia católica
consideraba algunos escritos como “canónicos” (o inspirados) y otros los
rechazó. A éstos últimos los llamó apócrifos.
La palabra canónico se utilizó por primera vez en el concilio de
Laodicea de Frigia (360). En el canon 59 se establece que “en la
asamblea no se deben recitar salmos privados o libros no canónicos, sino
solamente los libros canónicos del Nuevo y del Antiguo Testamento”.
Libros canónicos, por consiguiente, vendría a equivaler al conjunto de
libros que norman la fe de la Iglesia.
Las primeras decisiones de la Iglesia en relación al Canon de la Biblia
se dieron en el Concilio de Hipona (África) en el año 393. La última
definición fue en el Concilio de Trento en 1546.
3. ¿Cuáles son los criterios de Canonicidad?
Responderemos a esta pregunta: ¿Qué criterios tuvo la Iglesia para saber que un libro es inspirado?
Podemos establecer los siguientes criterios:
Primero, criterios para el Antiguo Testamento:
a) La Biblia de los Setenta (LXX).
Es innegable que, al abrirse el cristianismo a la gentilidad y a la
cultura helenística, la Escritura judía utilizada por los primeros
cristianos fue el texto de los LXX. Pues bien, en la Biblia de los LXX
están incluidos tanto los libros protocanónicos y los deúterocanónicos
del Antiguo Testamento.
b) Uso en el culto: Parece
ser que en la liturgia sinagogal se leían cíclicamente, cada tres años,
los libros de la Torah y de los Profetas. Con el tiempo la lectura se
extendió también a los Escritos. El uso cúltico de un libro significa un
reconocimiento al menos implícito de su carácter sagrado. Por otra
parte la iglesia primitiva utilizó la Biblia judía en el propio culto
dominical. Aun colocándonos en un terreno hipotético, es de suponer que
los judíos en diáspora usarían para su culto todos los libros incluidos
como sagrados en la Biblia de los LXX.
c) Uso en los escritos del Nuevo Testamento.
Es verdad que no todos los libros del Antiguo Testamento se encuentran
citados en el Nuevo, aunque del hecho de no estar expresamente citados
no se deduce que no hayan sido usados y tenidos en cuenta en la
redacción neotestamentaria
Segundo, para el Nuevo Testamento, tenemos estos criterios:
a) El origen apostólico
es decir, que un libro tenga como autor seguro a un apóstol o alguno de
sus discípulos. Los apóstoles, considerados depositarios de la
revelación histórica de Jesús, eran el canon vivo, intérpretes
autorizados del mensaje y del acontecimiento salvífico de Jesús. Durante
la segunda mitad del primer siglo, las iglesias destinatarias de algún
escrito apostólico lo conservaron celosamente y lo fueron difundiendo e
intercambiando con escritos apostólicos de otras iglesias. Poco a poco
el canon vivo se convirtió en canon escrito.
b) El uso litúrgico que hizo la Iglesia primitiva de ciertos libros; es decir, los libros que fueron usados por los apóstoles y las primeras comunidades cristianas, seguramente son Canónicos.
c) La coherencia, es decir, que la enseñanza de un libro sea coherente con el resto de la Escritura.
d) La ortodoxia: Ningún
libro podía ser auténtico se contenía una interpretación del misterio
de Jesús contraria a la ortodoxa, que se había formados con la tradición
viva de los apóstoles.
e) Listas antiguas del canon: La
formación de una lista implica la aceptación de los libros enlistados
como libros de carácter peculiar. En la carta escrita por Atanasio para
la pascua del 367 ya se enumeran sin vacilación todos los libros del
Nuevo Testamento. Este catálogo, dieciocho años más tarde, el año 385,
será aceptado por san Jerónimo y divulgado por él en occidente a través
de su traducción oficial latina, llamada Vulgata.
Una vez presentados los criterios, está claro que ninguno aisladamente
ha bastado a la Iglesia para determinar la canonicidad o no de un
escrito. Ha sido la conjunción de algunos de ellos o de todos la que ha
dado a la Iglesia la certeza, bajo la asistencia y guía del Espíritu
Santo, de estar ante un libro sagrado y por lo tanto de deber
reconocerlo como tal.
4. ¿Cómo se dividen los libros canónicos?
Los 73 libros inspirados o canónicos de la Biblia se dividen en:
a) Protocanónicos: son aquellos
libros que fueron y son considerados inspirados, sea por la religión
judía, sea por la católica, como también por las Iglesias protestantes.
Es decir, que su inspiración no ha sido puesta en duda por ninguna
Iglesia.
b) Deuterocanónicos: son aquellos libros de la Biblia de cuya inspiración se dudó algún tiempo o por alguna Iglesia en particular.
Son siete libros deuterocanónicos del Antiguo Testamento:
Tobías
Judit
Sabiduría
Eclesiastés
Baruc
1 y 2 Macabeos
Algunos fragmentos de Daniel y Esther.
Los protestantes no aceptan estos libros . 3.
También son siete deuterocanónicos del Nuevo Testamento:
Carta a los Hebreos,
Carta de Santiago
2 de Pedro,
2 y 3 de Juan;
Apocalipsis;
más algunos versículos de los evangelios: Mc 16, 9-20; Lc 22, 43; Jn 8, 1-11. 3
5. ¿Cómo se formó el Canon del Nuevo Testamento?
Todos, católicos y protestantes, aceptan como inspirados los 27 libros del Nuevo Testamento. Pero, ¿cómo se formó este Canon?
Podemos decir que fue gradualmente:
a) Los apóstoles, después de la
ascensión de Jesús, cumplieron su mandato de “Id a todo el mundo” (Mc
16, 19). Entonces no había nada escrito de la vida y doctrina de Jesús.
Todo era predicación oral, según el recuerdo de los apóstoles.
b) Los primeros escritos sobre la doctrina de Jesús son algunas cartas de san Pablo. Estamos en los años 40.
c) Luego se hizo necesario poner
por escrito la predicación de los apóstoles, para conservar el tesoro de
la buena nueva de Jesús. Nacieron así, poco a poco, todos los escritos
del Nuevo Testamento. Se escribieron también otros escritos piadosos
sobre Jesús, poniendo falsas firmas. La Iglesia entonces definió el
Canon: como hemos dicho el primer canon del Nuevo Testamento fue
aprobado en el Concilio de Hipona (393) y fue definido en el Concilio de
Trento (1546).
6. ¿Qué son los libros apócrifos?
Se llaman apócrifos ciertos libros religiosos, que la Iglesia no ha
aceptado como inspirados, a pesar de que su contenido sea a veces
semejante al de la Biblia. La palabra apócrifo es griega y quiere decir
“oculto, escondido”.
Tradicionalmente se les ha negado la inspiración y la canonicidad,
porque la mayor parte de las iglesias no aceptaron su origen apostólico,
porque contenían hechos exagerados e imaginarios, y porque en algunos
puntos no concordaban con la regla de la fe.
Fueron escritos entre finales del siglo II y el IV, aunque algunos de
tales escritos tuvieron muchísima difusión durante la Edad Media.
¿Cuáles son estos libros apócrifos?
Del Antiguo Testamento tenemos:
Libros de Enoc (4), libro de los Jubileos o “Pequeño génesis”(5) , 3 y 4 de los Macabeos (6) , oración de Manasés o salmo penitencial, 3 y 4 libro de Esdras(7) , Salmos de Salomón.
Del Nuevo Testamento tenemos: Evangelio de Tomás, Evangelio de los Hebreos, Evangelio de Pedro, Protoevangelio de Santiago (8) , La Asunción de María, Carta de Nuestro Señor a Abgar, cartas apostólicas, 3 carta de san Pablo a los Corintios.
7. ¿Cómo saber si una Biblia es católica?
Es bastante fácil distinguir una edición católica de la Biblia. Hay dos señales:
a) Por el número de libros. Si el
Antiguo Testamento consta de al menos 46 libros y están incluidos los
deuterocanónicos (Tobías, Judit, 1 y 2 de Macabeos, Sabiduría,
Eclesiástico y Baruc), esa Biblia es casi seguro católica. Digo “casi”
ya que algunas Biblias protestantes incluyen estos libros al final del
Antiguo Testamento.
b) La aprobación eclesiástica. Sólo en la Biblia de edición
católica se encuentra en las primeras páginas la autorización de la
Iglesia, a través de un obispo, que permite la impresión y garantiza la
buena traducción de la edición. El “No hay dificultad” Nihil Obstat y la
autorización de un obispo para imprimirla Imprimatur.
VI. CONCLUSIÓN
Compete a la Iglesia, como asistida que está por el mismo Espíritu
Santo, el cual inspiró a los autores sagrados, el distinguir aquellos
libros en que está consignada canónicamente la revelación traída por los
profetas y los apóstoles.
VII. ORACIÓN
Señor, dame fe para aceptar tu Palabra y
jamás poner en duda ningún libro de tu Sagrada Palabra. Cada libro lo
quisiste tú para nuestra salvación. Aceptar tu palabra es aceptar la
salvación que nos ofreces. Amén.
serviciobiblicocatolico@hotmail.com
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