VUELVE A DIOS QUE TANTO TE AMA
(Publicado en nuestra revista
MISION SIGLO XXI Nº 6)
Hola amigo, quiero hablarte de Dios a tí que
aunque crees en Dios no participas mucho en las cosas de la religión.
Quiero decirte que tu fe en Dios es un valor muy importante. La
fe en Dios es una luz que ilumina la vida. El ateísmo es una invención
humana antinatural. El ateísmo hace que muchas personas caminen
como ciegos por la vida. (Salmo 14,1).
Quizá tu caso no sea así. O quizá
sí. Sea como fuere el punto es que tú necesitas un encuentro personal
con Jesús para cambiar tu vida. TU NECESITAS VOLVERTE A DIOS!!
¿O es que acaso puedes presumir de estar en buena relación con
Dios y cumpliendo su excelsa Voluntad?
Jesús vino a salvar lo que estaba
perdido (Mateo 18,11). Y nos dice: "Hay más alegría en el
cielo por un pecador que se convierte que por noventa y nueve
personas buenas que no necesitan convertirse"(Lucas 15,7).
El problema es identificar a los que necesitan convertirse: "¿Quiénes
son los pecadores que necesitan convertirse?" Tú. amigo
(a) lector... ¿Te consideras un pecador necesitado del perdón
de Dios?
Generalmente pensamos que el llamado
divino a la conversión es para los delincuentes, drogadictos y
prostitutas. Pocas personas se sienten pecadores necesitados de
conversión. Menos aún si son devotos de algún santo y cumplidores
de la Misa dominical. ¡Pero cuidado, no debemos engañarnos! Si
pensamos así es porque no leemos la Palabra de Dios. Si nos creemos
de "los buenos que no necesitan conversión" estamos
muy equivocados (1 Juan 1,8). No daremos los pasos de retorno
a Dios ni llegaremos a disfrutar de su Presencia viva en nuestras
vidas.
¡Despertemos de nuestra soberbia
espiritual! ¡Abramos la Biblia! La Palabra de Dios quebrará nuestra
ilusión de "buenos católicos". Ahí encontramos por ejemplo
que Jesús le dijo al joven rico "¿Por qué me llamas bueno?
Bueno solamente hay uno: Dios" (Marcos 10,18) Ojo, ¡Solo
Dios es bueno! Por supuesto que sí; y es que desde el pecado de
Adán y Eva todos nacemos con una naturaleza DEBILITADA E INCLINADA
AL PECADO (Catecismo de la Ig. Católica # 405-406). Esto se demuestra
en que desde nuestra más tierna edad van manifestándose en nosotros
las tendencias al egoísmo, la mentira y la malicia; tendencias
que al pasar los años van engendrando los actos pecaminosos que
en mayor o menor medida TODOS cometemos. Por eso Jesús en otra
de sus prédicas dijo "Si ustedes que son malos
saben dar cosas buenas a sus hijos..."(Mateo 7,11). Atento
a ese calificativo: "ustedes que son malos". Ahora piensa:
¿Te sientes aludido por estas palabras del Señor? A quienes por
el hecho de cumplir celosamente las costumbres religiosas se creían
justos, Jesús les reprochó: "Ay de ustedes fariseos que
son como sepulcros blanqueados, bonitos por fuera, pero por dentro
están llenos de huesos de muertos y toda clase de inmundicias.
Así son ustedes: por fuera parecen buenos ante la gente,
pero por dentro están llenos de hipocresía y de maldad"(Mateo
23,27-28). Lee también estos textos para que entiendas mejor como
Dios ve nuestra realidad religiosa: Isaías 1,15-17; Jeremías 8,4-8;
Ezequiel 33,30-32; Mateo 3,7-12.
Estos textos bíblicos nos tienen
que hacer caer en la cuenta de cuán verdadero es lo que dijo San
Pablo: "No hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno...
todos se han ido por mal camino..."(Romanos 3,10-18).
En resumen: ¡TODOS NECESITAMOS
DE LA SALVACION DE JESUCRISTO! ¡TODOS NECESITAMOS VOLVERNOS A
DIOS! ¡¡TODOS DEBEMOS RECAPACITAR DEL CAMINO QUE ESTAMOS LLEVANDO
PARA TOMAR LA DECISION DE RETORNAR A DIOS!! ¿Te das cuenta de
esto hermano? ¿Empiezas a ver que tú también necesitas volver
tu corazón a Dios? Ojalá que sí.
COMO VOLVER A DIOS
El retorno a Dios es un paso que
han dado muchísimas personas a. lo largo de los siglos transcurridos
desde que empezó a anunciarse la Buena Nueva de la Salvación.
Veamos como ejemplo una conversión que ocurrió en el siglo IV:
"Era un adolescente difícil
para sus padres. Al crecer se convirtió en un joven problemático,
vicioso y sensual, pero también era un intelectual muy instruído.
Se enorgullecía de ser el primero en todo, incluso en el mal.
Desobedecía a sus padres y maestros. Mentía y engañaba; cometía
fechorías, hacia trampa en juegos de azar y se entregaba a toda
clase de excesos alcohólicos y sexuales. Sin embargo, gracias
a las constantes y reiteradas súplicas de su madre para que cambiara,
trató de corregirse a sí mismo PERO solo pudo ver como caía más
bajo aún en su vida moral. Al recapacitar vió con verguenza que
hombres con menos instrucción que él eran capaces de resistir
las tentaciones que a él le vencían. Entonces cayó en un período
de remordimiento en el que se sentía abrumado por sentimientos
de autocondenación. Un día oyó una voz amiga que le dijo: "¡Toma
y lee!" Era la Biblia. Y puesto que era un hombre intelectual
y estaba buscando salir del fango, empezó a leer la Biblia. Entonces
encontró este pasaje: "Andemos honestamente, como en pleno
día: no en orgías ni en borracheras; no en casas de prostitución
ni desenfrenos; no en disputas ni envidias. Al contrario, revístanse
del Señor Jesucristo y no busquen satisfacer los malos deseos
de la carne" (Romanos 13,13-14). Su remordimiento sobre
su vida fue tan fuerte y sincero que le movió a entregarse plenamente
a Jesús, y luego con una decisión irrevocable emprendió el camino
de Cristo hasta la victoria total. Oró pidiendo al Espíritu Santo
que le ayude a superar los pecados contra los cuales antes había
luchado en vano y con su ayuda logró una sólida santidad. Los
resultados de su vida posterior lo demostraron. El joven se entregó
al servicio de Dios y de sus hermanos. La obra que llegó a realizar
tuvo una poderosa incluencia en su época y en los siglos posteriores.
Se llamaba Agustín. Y fue declarado santo: San Agustín".
Agustín volvió a Dios y se entregó
a Jesucristo porque la Palabra de Dios tocó su corazón. Esta experiencia
de volver a Dios empezó a darse en el tiempo terrenal de Jesús
con personas sencillas como la Samaritana (Juan 4,4-29), la mujer
adúltera (Juan 8,1-8), Zaqueo (Lucas 19,1-10) y María Magdalena
(Lucas 7,36-50). Y también se da hoy como hace mas de 2000 años en las
personas que encuentran a Jesucristo. Hace unos meses en el Servicio Bíblico Católico tuvimos un Retiro
Bíblico "Encuentro con Dios". Al final del retiro
uno de los participantes contó lo siguiente:
"Hasta este retiro mi vida
había sido muy triste, llena de sufrimientos y soledad; inmerso
en los vicios del alcohol, tabaco, drogas y diversiones. Me dedicaba
a hacer el mal a mi prójimo. Rechazaba todo lo que pudiera hacerme
bien y me hundía poco a poco en la oscuridad. Un día vine a la
comunidad Bíblica Católica buscando una luz para mi vida. Las
reuniones no me causaron mucho impacto pero en los mensajes sentía
el llamado divino a cambiar. Continué asistiendo hasta que nos
invitarón a este retiro bíblico. Me animé a venir para intentar
un cambio profundo. Los temas bíblicos del retiro y el ambiente
de reflexión me ayudaron. Pedí al Señor que mi corazón se ablandara
más y más. Y llegué a la conclusión que no hay nadie como Dios,
como Jesús. Así que decidí entregarme a El. La noche de la Vigilia
me rendí ante tan poderosa presencia. Al postrarme ante Cristo
sentí una emoción que no puedo expresar porque fue profundo y
hermoso. Expresé todo lo que tenía guardado dentro, donde nadie
podía sacarlo. Y Jesús lo arrojó de mí. Ahora El reina en ese
lugar que es mi corazón. Soy nuevo, he nacido otra vez para el
Señor" (Jorge Luis)
Hermano Católico: estas experiencias
pasadas y presentes señalan algo que debes considerar detenidamente:
Hoy como ayer Dios está llamando a sus hijos a volverse hacia
El. Ahora bien: Tú eres un hijo amado de Dios. Piensa: ¿Cuál
es tu situación actual frente a El?... ¿Estás en el camino de
sus mandamientos o mas bien vives en el "camino ancho del
mundo" aún cuando concurres hipócritamente a las celebraciones
religiosas? (Mateo 7,13-14) ¿Eres un verdadero católico o solo
un católico de nombre y de costumbres religiosas? ¿Tu condición
actual es de esclavitud de algún pecado grave o de un vicio destructivo?
Detente y haz un examen de conciencia. Sólo meditando "veras"
tu real situación y sentirás la necesidad de volver a Dios. Analiza:
¿Es Dios para tí una persona real a quien amas y con quien cultivas
una relación profunda de amistad y a quien obedeces en tus decisiones
de cada día?...¿Es así en verdad? Y si no es así, ¿por qué
no intentas ahora volver tu corazón hacia Dios? Es fácil hacerlo.
Primero debes decidirlo: "Volveré a mi Padre y le diré: Padre
he pecado contra tí..."(Lucas 15, 18). A ello te ayuda el
reconocer cuán apartado estás de Dios y de sus leyes. Y luego
de tomar tu decisión háblale a Dios en oración!! (incluso
ahora mismo. Mejor si es de rodillas) y dile a Dios estas o similares
palabras:
"Querido
Dios. ¿Es verdad que tú me estás llamando a volver a tí? Si es
así, haz que te sienta aunque sea un poco. Se que no lo merezco
pero te pido por favor que entres en mi vida. Toca mi corazón
y ablándalo para amarte más. Toca mi mente para pensar más en
tí. Reconozco que estoy apartado de tí, que he sido un hipócrita
asistiendo de vez en cuando a tu templo pero no haciendo nada
para cambiar mi vida. Concédeme sentir dolor por los pecados acumulados
en mi vida. Padre Dios: Quiero volver a Tí. Atráeme. Lávame con
la sangre que Jesús derramó en la cruz por mi salvación. Y recíbeme
de nuevo como un hijo pródigo que vuelve a tí. Entra en mi vida
y quédate en mí para siempre. Amén".
Para completar tu retorno a Dios
acércate en un sacerdote y confiesa tus pecados. Después empieza
una nueva vida esforzándote por vivir como un digno hijo de Dios.
Intégrate en un grupo católico que te enseñe la Palabra de Dios
y te anime a comunicar las Buenas Nuevas de Dios a tu prójimo
que aún vive apartado de dios.
Quérido hermano Católico, no lo
olvides: VUELVE A DIOS, TU PADRE QUE TANTO TE AMA. Dios no solo
te llama sino también te espera con los brazos abiertos para perdonarte
tus pecados por terribles que hayan sido y cubrirte con su amor
renovador. Hoy se ha valido de esta revista para tocar tu puerta
(Apocalipsis 3,20) ¡Escucha su voz!! VUELVETE A DIOS, DIRIGE TUS
PASOS A EL. Y realiza tu alto destino de Hijo de Dios a partir
de ahora.
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